
La miel se considera un alimento natural y nutritivo, producido por las abejas con el néctar de las flores que es transportado y combinado con otras sustancias, transformado y deshidratado y almacenado en panales (Figura 1). Puede ser parte de una dieta equilibrada, como alternativa para endulzar alimentos y bebidas, pero debe consumirse con moderación, considerando que sus principales componentes son la fructosa y glucosa, pueden contener trazas de vitaminas y minerales como: vitamina C, calcio, hierro, potasio, zinc, entre otros. También contiene antioxidantes (flavonoides y polifenoles) que ayudan a combatir los efectos de los radicales libres. Además, hay evidencias sobre sus propiedades que contribuyen al proceso de cicatrización de heridas y sus efectos antibacterianos y antioxidantes. La composición de la miel depende de muchos factores como el tipo de planta, suelo, clima y condiciones ambientales.