
El sistema circadiano se ‘reajusta’ diariamente mediante las señales periódicas de luz/oscuridad del día y la noche, lo cual permite mantener sus oscilaciones sincronizadas con el medio ambiente. Aunque la entrada luminosa (cambios luz/oscuridad) es la principal señal entrante al NSQ, existen otras entradas periódicas, como el horario de las comidas (ingesta/ayuno) y el ejercicio programado (actividad/reposo), capaces de equilibrar el horario de los osciladores periféricos en los mamíferos.