
La innocuidad alimentaria es un tema de interés mundial, se identifica como uno de los objetivos prioritarios de diferentes organismos internacionales, ya que las enfermedades transmitidas por los alimentos se encuentran entre los principales problemas de salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estimó en 2008, que a nivel mundial 3.3 millones de personas fallecieron por enfermedades diarreicas, asociadas al consumo de agua y alimentos contaminados por la falta de higiene en la manipulación de los mismos.
En las personas sanas, las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA) se presentan como cuadros clínicos transitorios, que sólo duran un par de días y no presentan demasiadas complicaciones. En cambio, para la población vulnerable como los niños, ancianos, mujeres embarazadas, personas con inmusopresión y los enfermos; las ETA pueden llegar a ser muy graves, dejar secuelas o incluso provocar la muerte.