
Los desperdicios de alimentos ascienden a 1,300 millones de toneladas por año a nivel mundial, lo que contrasta con los 47 millones de personas que viven con hambre. Sólo en América Latina se contabilizan 127 millones de toneladas anuales, lo que representa un 37 % de los alimentos producidos en la región (1). En medio de este contexto, los sistemas alimentarios (todos los elementos y actividades relacionadas con la producción, procesamiento, distribución, preparación y consumo de alimentos) se enfrentan al reto que supone el desperdicio de alimentos para la sostenibilidad ambiental.