
La Asamblea General de las Naciones Unidas, el 22 de diciembre de 1993 estableció el 22 de marzo como Día Mundial del Agua. Para
el 2013, el Secretario General de la FAO dio el siguiente mensaje:
“Una de cada tres personas vive en un país con escasez de agua entre moderada y alta, y es posible que para el 2030 esta escasez afecte a casi la mitad de la población mundial, ya que la demanda podría superar en un 40% a la oferta. Cada vez hay más competencia entre agricultores y ganaderos; entre el sector industrial y el agropecuario; entre la ciudad y el campo; entre las cuencas hidrológicas altas y las bajas; y entre quienes viven a uno u otro lado de las fronteras. El cambio climático y las necesidades de la población, siguen creciendo, lo cual significa que debemos trabajar con consumo responsable para proteger y administrar este recurso frágil y limitado”.
Bajo este contexto, el agua es un elemento muy abundante en la tierra, un 97% del total está formada por agua salada perteneciente a mares y océanos; mientras que el 3% restante corresponde a agua dulce. Pero el 70% de ésta no está disponible, ya que se encuentra en forma de hielo polar y glaciares.