
El principio del problema se remonta a finales de agosto de 2020, cuando las autoridades de Bélgica identificaron concentraciones elevadas del aditivo alimentario E-410 en semillas de sésamo mejor conocidas en México como semillas de ajonjolí. La semilla de ajonjolí se usa en muchos alimentos (por ejemplo, en panes para hamburguesa, dulces de ajonjolí, etc.). Se detectó que estas semillas fueron importadas desde la India pero ya habían sido distribuidas desde Bélgica a más de 24 países de la Unión Europea.