
Desde que la humanidad ha requerido de producir alimentos de origen vegetal: cereales, hortalizas, frutas y verduras, se ha enfrentado a diversas limitaciones como: las condiciones climáticas, tipo de suelo, región geográfica, extensión de territorio para producción, entre otras. En la década de los setenta se llegó a pensar que la aplicación
de fertilizantes y productos agroquímicos (fertilizantes de síntesis química, plaguicidas,
funguicidas) era la solución a la demanda de creciente de alimentos que incluso llegaron a
llamar La Revolución Verde. Con el paso del tiempo, se ha podido observar que el uso indiscriminado de los productos agroquímicos por décadas ha tenido consecuencias de acumulación de los mismos en el medio ambiente, por ejemplo en el agua y el suelo; además de contaminar los alimentos ocasionando riesgo para la salud.