
Hasta finales del siglo XX, los problemas alimentarios de los países en desarrollo tenían que ver predominantemente con las consecuencias de la desnutrición en la salud. Sin embargo, en tan sólo unas décadas, el mundo que contaba con un perfil nutricional en el que la prevalencia de la desnutrición superaba en más del doble al de la obesidad, ha cambiado a uno en el que existe un mayor número de personas que padecen obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.