
Las enfermedades transmitidas por alimentos representan uno de los problemas más persistentes para la salud pública mundial. Según estimaciones recientes, las bacterias patógenas son responsables de la mayor parte de estos eventos, ocasionando millones de casos anuales de diarrea, hospitalizaciones y pérdidas económicas asociadas. Su origen suele radicar en la combinación de contaminación primaria de la materia prima, sobre todo productos de origen animal, y deficiencias posteriores de higiene o control de temperatura a lo largo de la cadena alimentaria. A nivel colectivo, estas fallas impactan no solo la seguridad del consumidor, sino también la nutrición ambiental, al comprometer la disponibilidad de alimentos inocuos y sostenibles.